A la hora de comprar o
alquilar una vivienda, la mayoría de las veces solemos mirar el precio, la
ubicación, las dimensiones, la distribución…pero nos olvidamos de mirar lo que
“gasta” esa vivienda. Sin embargo, a la larga, podemos ahorrar mucho dinero
dependiendo de la elección que hagamos.
Ya nos hemos acostumbrado
a ver los electrodomésticos con sus correspondientes pegatinas C, A, A+, B, D…
indicándonos su certificación energética y sabemos que un frigorífico A+ gastará
menos que uno B y que si compramos una lavadora con etiqueta C gastará menos
que una con la etiqueta D. Cuanto menos consuma, el electrodoméstico será más
eficiente energéticamente y por lo tanto obtendrá mejor valoración. A la larga
amortizaremos el dinero extra que hayamos podido pagar.
Sin embargo, para elegir
vivienda no disponíamos de esa información hasta el 2007. Desde entonces, todos
los edificios de nueva construcción además de los edificios en los que reformen
o rehabiliten más del 25% de sus cerramientos, tienen que contar con su
certificado de eficiencia energética.
La valoración energética
del edificio o vivienda, se hace en función del CO2 emitido y por el consumo de
energía de las instalaciones. Por lo tanto, cuanto menos consuman mejor será la
valoración de nuestra vivienda. Esta valoración, al igual que en el caso de los
electrodomésticos, va desde la G (menos eficiente y la peor puntuación) hasta
la A (más eficiente y mejor puntuación).
Ya existe un borrador
para una nueva ley que exigirá que todas las viviendas que se vendan o se
alquilen tengan su correspondiente certificado energético. De esta manera,
cuando vayamos a comprar o alquilar una vivienda podremos saber si consume
mucho o poco, y compararla con las demás viviendas.
Hasta que esta nueva ley
entre en vigor y podamos tener un certificado con el que comparar ¿Cómo podemos
valorar la vivienda que vamos a comprar o alquilar? ¿Qué factores o aspectos
son relevantes e influyen en el consumo de la vivienda y por consiguiente en
las facturas de electricidad, gas, etc.?
Aislamiento térmico
En invierno los edificios
pierden calor por muros exteriores y por los cerramientos acristalados y el
propietario aporta la energía perdida mediante la calefacción. Teniendo en
cuenta que es el 40-45% de la energía consumida en una vivienda, el aislamiento
térmico es uno de los aspectos más relevantes y que más influyen en el consumo
energético de una vivienda ya que evita la pérdida de calor.
Cuanto mayor y mejor sea
su aislamiento menores serán estas pérdidas y por lo tanto, menores también la
necesidades de calefacción.
En el caso de una
vivienda construida, el aislamiento que se haya podido colocar en los muros no
se ve, por lo tanto los únicos elementos que se pueden ver, valorar y comparar
son las ventanas. El aislamiento que puede aportar una ventana depende de los
principales elementos que la componen; el vidrio y el marco.
Los vidrios dobles: el doble acristalamiento con cámara
de aire intermedia tiene mejor aislamiento que los vidrios sencillos.
La carpintería con rotura de puente térmico: el
aislamiento entre la parte exterior y la interior, evita que se produzcan
condensaciones.
Además, hay que tener en
cuenta las cajas de persianas, porque puede haber infiltraciones de aire y pérdidas
de calor por el mal cierre de sus tapas o por la falta de aislamiento de las
mismas.
Sistema de calefacción
Existen varios sistemas
de calefacción y dependiendo de ello deberemos de tener en cuenta diferentes
aspectos:
Calefacción individual o colectiva:
Los sistemas colectivos
de calefacción ofrecen ciertas ventajas respecto a las individuales. Las
calderas grandes tienen mejor rendimiento que las pequeñas calderas murales.
Además se accede a tarifas más
económicas y se reduce el coste de las revisiones periódicas. Hoy en día, gracias
a los sistemas de regulación y control, cada vecino paga por lo que consume.
Termostato:
Es muy importante que la
vivienda cuente con un termostato de ambiente para regular la confortabilidad
térmica tanto en invierno, controlando la calefacción, como en verano si se dispone de aire acondicionado.
Caldera
Existen calderas con
diferentes rendimientos y cuanto mayor sea el rendimiento menos gastará la
caldera. La clasificación tradicional de las calderas se hace mediante
estrellas (de una * hasta cuatro ****). Las calderas con muy buenos
rendimientos, calderas de condensación, de baja temperatura, etc. suelen ser
más caras pero se amortizan a los pocos años de uso.
Con una caldera de biomasa
se conseguirá la máxima calificación energética ya que utilizan combustibles
naturales que provienen de fuentes renovables para su funcionamiento.
Orientaciones
No está demás fijarse en
la arquitectura y aspectos como la forma del edificio, la orientación de la
vivienda, la temperatura de la zona, la vegetación en el entorno y la dirección
del viento.
Generalmente, las formas
más compactas, sin muchos huecos y pocos entrantes y salientes, tienen menos
pérdidas de calor y según la orientación de la vivienda, el consumo de energía
de una mal orientada puede ser hasta más del doble de una vivienda bien
orientada.
Tendrá un punto positivo
si la vivienda tiene varias orientaciones, es decir, si todas las estancias no
dan a la misma fachada. Así será posible
regular la temperatura interior de la casa con una ventilación cruzada.
Además, mediante los
diferentes elementos que podemos encontrar en la envolvente del edificio se
podrán captar, conservar y almacenar los recursos energéticos del entorno. Por
ejemplo, las galerías nos permiten captar la radiación solar en invierno
produciéndonos un ahorro en la calefacción y los porches y voladizos nos darán
sombra en verano reduciendo la factura del aire acondicionado.
Por otra parte, una buena
orientación nos permitirá el máximo aprovechamiento de la luz natural ahorrando
en electricidad, pero para ello la distribución de las estancias deberá ser la
adecuada.
La luz que obtenemos de
las distintas orientaciones no es de la misma calidad por lo tanto cada una
tienen sus ventajas e inconvenientes:
Norte: es la orientación que, en el hemisferio norte, no
da el sol en ningún momento del día. Tendremos una luz suave y de buena
calidad, pero al no ser una luz directa será la parte la más fría y húmeda de
la casa. Normalmente es la orientación que se reserva para baños y estancias
secundarias.
Este: recibe luz durante la mañana, en el momento que el
sol aún no calienta y está muy bajo. Es una buena orientación para los
dormitorios.
Sur: la orientación que recibe luz durante las horas
centrales del día. Es una luz directa y por lo tanto la más cálida, adecuada
para las estancias que se vayan a utilizar durante el día; cocinas, salones…
Oeste: recibe luz durante la tarde, la radiación solar es
alta, el sol desciende y la luz entra muy dentro en las estancias. Es la óptima
orientación para los salones.
Considerando los cuatro
puntos que hemos mencionado haremos una mejor elección de nuestra futura casa y
solo nos faltará elegir electrodomésticos y bombillas eficientes.
Sin embargo y aunque nuestra vivienda cumpla
todos los requisitos para obtener una calificación energética alta, el uso que
le vayamos a dar condicionará la verdadera eficiencia, por lo tanto, es imprescindible
saber manejar todos los recursos y las posibilidades que nos da para que
realmente sea eficiente, ahorremos dinero y energía y ayudemos a mejorar
nuestro ecosistema.
por kubbo arkitektura