24 sept 2012

¿y cuánto gastará mi nueva casa?


A la hora de comprar o alquilar una vivienda, la mayoría de las veces solemos mirar el precio, la ubicación, las dimensiones, la distribución…pero nos olvidamos de mirar lo que “gasta” esa vivienda. Sin embargo, a la larga, podemos ahorrar mucho dinero dependiendo de la elección que hagamos.

Ya nos hemos acostumbrado a ver los electrodomésticos con sus correspondientes pegatinas C, A, A+, B, D… indicándonos su certificación energética y sabemos que un frigorífico A+ gastará menos que uno B y que si compramos una lavadora con etiqueta C gastará menos que una con la etiqueta D. Cuanto menos consuma, el electrodoméstico será más eficiente energéticamente y por lo tanto obtendrá mejor valoración. A la larga amortizaremos el dinero extra que hayamos podido pagar.

Sin embargo, para elegir vivienda no disponíamos de esa información hasta el 2007. Desde entonces, todos los edificios de nueva construcción además de los edificios en los que reformen o rehabiliten más del 25% de sus cerramientos, tienen que contar con su certificado de eficiencia energética.

La valoración energética del edificio o vivienda, se hace en función del CO2 emitido y por el consumo de energía de las instalaciones. Por lo tanto, cuanto menos consuman mejor será la valoración de nuestra vivienda. Esta valoración, al igual que en el caso de los electrodomésticos, va desde la G (menos eficiente y la peor puntuación) hasta la A (más eficiente y mejor puntuación).

Ya existe un borrador para una nueva ley que exigirá que todas las viviendas que se vendan o se alquilen tengan su correspondiente certificado energético. De esta manera, cuando vayamos a comprar o alquilar una vivienda podremos saber si consume mucho o poco, y compararla con las demás viviendas.

Hasta que esta nueva ley entre en vigor y podamos tener un certificado con el que comparar ¿Cómo podemos valorar la vivienda que vamos a comprar o alquilar? ¿Qué factores o aspectos son relevantes e influyen en el consumo de la vivienda y por consiguiente en las facturas de electricidad, gas, etc.?

Aislamiento térmico
En invierno los edificios pierden calor por muros exteriores y por los cerramientos acristalados y el propietario aporta la energía perdida mediante la calefacción. Teniendo en cuenta que es el 40-45% de la energía consumida en una vivienda, el aislamiento térmico es uno de los aspectos más relevantes y que más influyen en el consumo energético de una vivienda ya que evita la pérdida de calor.

Cuanto mayor y mejor sea su aislamiento menores serán estas pérdidas y por lo tanto, menores también la necesidades de calefacción.

En el caso de una vivienda construida, el aislamiento que se haya podido colocar en los muros no se ve, por lo tanto los únicos elementos que se pueden ver, valorar y comparar son las ventanas. El aislamiento que puede aportar una ventana depende de los principales elementos que la componen; el vidrio y el marco.

Los vidrios dobles: el doble acristalamiento con cámara de aire intermedia tiene mejor aislamiento que los vidrios sencillos.
La carpintería con rotura de puente térmico: el aislamiento entre la parte exterior y la interior, evita que se produzcan condensaciones.

Además, hay que tener en cuenta las cajas de persianas, porque puede haber infiltraciones de aire y pérdidas de calor por el mal cierre de sus tapas o por la falta de aislamiento de las mismas.

Sistema de calefacción
Existen varios sistemas de calefacción y dependiendo de ello deberemos de tener en cuenta diferentes aspectos:
Calefacción individual o colectiva:
Los sistemas colectivos de calefacción ofrecen ciertas ventajas respecto a las individuales. Las calderas grandes tienen mejor rendimiento que las pequeñas calderas murales. Además  se accede a tarifas más económicas y se reduce el coste de las revisiones periódicas. Hoy en día, gracias a los sistemas de regulación y control, cada vecino paga por lo que consume.

Termostato:
Es muy importante que la vivienda cuente con un termostato de ambiente para regular la confortabilidad térmica tanto en invierno, controlando la calefacción, como en verano si  se dispone de aire acondicionado.

Caldera
Existen calderas con diferentes rendimientos y cuanto mayor sea el rendimiento menos gastará la caldera. La clasificación tradicional de las calderas se hace mediante estrellas (de una * hasta cuatro ****). Las calderas con muy buenos rendimientos, calderas de condensación, de baja temperatura, etc. suelen ser más caras pero se amortizan a los pocos años de uso.
Con una caldera de biomasa se conseguirá la máxima calificación energética ya que utilizan combustibles naturales que provienen de fuentes renovables para su funcionamiento.

Orientaciones
No está demás fijarse en la arquitectura y aspectos como la forma del edificio, la orientación de la vivienda, la temperatura de la zona, la vegetación en el entorno y la dirección del viento.

Generalmente, las formas más compactas, sin muchos huecos y pocos entrantes y salientes, tienen menos pérdidas de calor y según la orientación de la vivienda, el consumo de energía de una mal orientada puede ser hasta más del doble de una vivienda bien orientada.

Tendrá un punto positivo si la vivienda tiene varias orientaciones, es decir, si todas las estancias no dan a la misma fachada. Así  será posible regular la temperatura interior de la casa con una ventilación cruzada.
Además, mediante los diferentes elementos que podemos encontrar en la envolvente del edificio se podrán captar, conservar y almacenar los recursos energéticos del entorno. Por ejemplo, las galerías nos permiten captar la radiación solar en invierno produciéndonos un ahorro en la calefacción y los porches y voladizos nos darán sombra en verano reduciendo la factura del aire acondicionado.

Por otra parte, una buena orientación nos permitirá el máximo aprovechamiento de la luz natural ahorrando en electricidad, pero para ello la distribución de las estancias deberá ser la adecuada.
La luz que obtenemos de las distintas orientaciones no es de la misma calidad por lo tanto cada una tienen sus ventajas e inconvenientes:

Norte: es la orientación que, en el hemisferio norte, no da el sol en ningún momento del día. Tendremos una luz suave y de buena calidad, pero al no ser una luz directa será la parte la más fría y húmeda de la casa. Normalmente es la orientación que se reserva para baños y estancias secundarias.
Este: recibe luz durante la mañana, en el momento que el sol aún no calienta y está muy bajo. Es una buena orientación para los dormitorios.
Sur: la orientación que recibe luz durante las horas centrales del día. Es una luz directa y por lo tanto la más cálida, adecuada para las estancias que se vayan a utilizar durante el día; cocinas, salones…
Oeste: recibe luz durante la tarde, la radiación solar es alta, el sol desciende y la luz entra muy dentro en las estancias. Es la óptima orientación para los salones.

Considerando los cuatro puntos que hemos mencionado haremos una mejor elección de nuestra futura casa y solo nos faltará elegir electrodomésticos y bombillas eficientes.

 Sin embargo y aunque nuestra vivienda cumpla todos los requisitos para obtener una calificación energética alta, el uso que le vayamos a dar condicionará la verdadera eficiencia, por lo tanto, es imprescindible saber manejar todos los recursos y las posibilidades que nos da para que realmente sea eficiente, ahorremos dinero y energía y ayudemos a mejorar nuestro ecosistema.

por kubbo arkitektura

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